La mayoría de las enfermedades respiratorias comunes del invierno son producidas por una gran variedad de virus; esto explica la posibilidad de que personas absolutamente sanas sufran de estas enfermedades en forma repetida; en especial los niños menores de cinco años, que pueden padecer entre tres y cinco episodios de enfermedad por año. Como estas enfermedades son originadas por virus, no se tratan con antibióticos, a menos que sean indicados por su médico cuando tenga la sospecha de una infección producida por una bacteria. Las enfermedades respirartorias aparecen más por el contagio que se propicia por la falta defensas del sistema inmunológico que de las propias condiciones del clima. Este contagio se agrava debido a la convivencia o hacinamiento de personas sanas y enfermas en lugares cerrados, como un salón de clases. Se estima que por cada enfermo hay dos o más personas contagiadas. Es vital entonces proteger y fortalecer el sistema inmunológico de nuestros hijos a través de una alimentación adecuada . En la dieta diaria de los niños para esta época de frío deben estar presentes suficiente cantidad de vitaminas y minerales. El consumo de alimentos con vitamina C ayudará a fortalecer el sistema inmunológico y evitará los resfriados. Las fuentes más importantes de donde podemos obtener vitamina C son las frutas y las verduras, en especial los cítricos: el limón, la naranja, la toronja y la mandarina; las fresas, los kiwis, el mango, la guayaba, la papaya; verduras como zanahoria, jitomate, los pimientos y la familia de las coles, además de la miel. La lisina es otro elemento que puede ayudar notablemente durante el invierno. Es un aminoácido esencial que ayuda al óptimo aprovechamiento de los alimentos produciendo mayor energía; favorece el apetito de manera natural y contribuye al fortalecimiento del sistema inmunológico de los niños. Debido a que la lisina es un aminoácido que no produce el organimo, se debe obtener de los alimentos y administrarse en dosis adecuadas todos los días del año. Las fuentes más ricas de lisina son proteínas animales tales como carne y pollo, pero también es encontrada en productos lácteos, huevos y frijoles. Además de las infecciones respiratorias agudas, las enfermedades diarreicas, en especial el rotavirus también se desarrollan con mayor fuerza durante el invierno, asi que además de alimentar adecuadamente a los niños, las instituciones de salud recomiendan las vacunas. La vacuna de la influenza impide su presencia en la mayoría de las personas que la reciben, y en otras disminuye la severidad de los síntomas y sus complicaciones. Esta protege por un año y se da en una sola dosis que debe administrarse en el otoño. Otras vacunas que se aconseja aplicar en el invierno son la del neumococo(contra la neumonía) y contra el rotavirus. Pregunte a su médico pediatra. Cuide a sus pequeños y en caso de que enfermen, no los medique sin supervisión médica. Evite someterlos a cambios bruscos de temperatura (utilice bufandas, guantes y gorros) y procure que beban mucho agua. Es preferible bañarlos por la noche, secando bien su cabello; que en la mañana antes de salir. Evitar la exposición a contaminantes ambientales. No fume en lugares cerrados y cerca de niños, ancianos y personas enfermas, ya que el humo de cigarro exacerba el padecimiento. Supervise la higiene de sus hijos. De preferencia coman en casa, ya que los alimentos son más nutritivos y más económicos, y si tiene que comer fuera revise que el lugar este limpio. |
La importancia de contarles cuentos a los niños | La nueva generación de padres de familia