La llegada de un bebé la mayor parte del tiempo causa una alegría inmensa, además de reafirmar el privilegio que tiene la mujer de poder engendrar una vida. Claramente, también existen dudas, incertidumbres y temores que hasta cierto punto son normales. Pero ¿qué pasa cuando el miedo sobrepasa las fronteras de lo ordinario y se busca a toda costa evitar tal embarazo o que éste llegue a su fin? A esta inquietud irracional se le denomina tocofobia y cada vez es más común entre las mujeres. Entérate un poco más del tema. Un problema de todos La tocofobia como tal es la aversión hacia el embarazo y el parto, a pesar de que la mujer tenga el deseo de convertirse en madre. Aun así, es tanta su oposición hacia el tema que el sólo hecho de nombrar un embarazo es motivo para provocar una crisis nerviosa. Quienes la padecen experimentan un alto grado de ansiedad, pesadillas, dificultad para concentrarse en el trabajo, ataques de pánico y trastornos psicosomáticos. Desesperadamente toman distintas medidas para evitar la gestación, como la esterilización, el uso obsesivo y simultáneo de anticonceptivos o la abstinencia. Incluso llegan a mentirle a su pareja diciéndole que no pueden tener hijos. Y en el caso de quedar embarazadas, rechazan al hijo que viene en camino y se pueden recurrir al aborto. Según los expertos, 1 de cada 6 mujeres la padecen y cada vez aumentan más los casos de esta fobia, convirtiéndose no sólo en un problema personal y de pareja, sino en un conflicto social en el que especialistas y grupos de apoyo deben intervenir. El origen del miedo Las causas que provocan este padecimiento pueden ser variables y dependen del tipo de fobia a experimentar: primaria o secundaria. -Tocofobia primaria Pertenecen a esta categoría aquellas mujeres que nunca han tenido hijos. Normalmente la tocofobia suele iniciar en la adolescencia, periodo de alta vulnerabilidad por la baja experiencia de ser fértiles. Se tiene un miedo constante a los cambios del embarazo, a la responsabilidad de ser madre o que el hijo tenga alguna enfermedad. El detonante de este temor puede ser provocado por traumas infantiles, falsa información acerca de la maternidad, alguna alteración psicológica, tener una madre con la misma fobia o abuso sexual. Por otra parte, también influyen la existencia de fobias a los hospitales, los médicos, la sangre y las agujas. En cuanto estas mujeres comienzan a tener relaciones sexuales, demuestran gran obsesión por los métodos anticonceptivos pudiendo provocar alteraciones en el ciclo menstrual. Y si es que han quedado embarazadas, evitarán el parto natural, prefiriendo una cesárea. -Tocofobia secundaria Aparece en mujeres que ya han tenido hijos y que durante el embarazo o parto sufrieron de alguna experiencia traumática en la que peligró su vida o la de su bebé, por ejemplo un alumbramiento perturbador, una mala práctica obstétrica o una fuerte depresión posparto. Las secuelas fueron tan impactantes que la mujer siente verdadero temor a pasar nuevamente por ello. Efectos negativos La principal consecuencia que acarrea este problema es el dilema constante entre querer ser madre y tener miedo a serlo. En situaciones donde no se trata la fobia se puede llegar a renunciar definitivamente a tener hijos lo que deteriora la autoestima de la mujer y puede derivar a una depresión. La relación de pareja también se ve muy afectada. Se evitan los momentos de intimidad con la pareja y crecen los conflictos cuando el padre sí tiene la intención de tener hijos, pudiendo causar una ruptura. Por otro lado, algunos expertos relacionan la tocofobia con el desarrollo de hiperémesis gravídica, náuseas y vómitos extremos y persistentes durante el embarazo. Esto puede causar deshidratación y pérdida de peso. El desarrollo de la hiperémesis, en estos casos, se da posiblemente por un rechazo de la gestación o por una falta de apego emocional de la embarazada con el feto. Si el embarazo sigue su curso y la mujer da a luz de manera natural, el miedo y la ansiedad que se generan en este momento influyen negativamente sobre el desarrollo del alumbramiento, aumentando su duración y la percepción de la intensidad del dolor. Esto puede ocasionar síndrome de estrés postraumático y aumentan las posibilidades de desarrollar depresión posparto. Asimismo, tras esta situación se toman decisiones precipitadas como la esterilización inmediata después del nacimiento del bebé. Combatiendo la tocofobia El primer paso para superar este miedo radica en la aceptación del mismo y en la búsqueda activa de tratamiento psicológico, especialmente cuando se empieza a perder los estribos y el temor no permite tener una vida tranquila. Durante la terapia, el profesional ayudará a la mujer a reconocer estos miedos y a buscar el origen de ellos para poder tratarlos. Además de liberar sus sentimientos y emociones reprimidas. En algunos casos se recomendará el uso de medicación en conjunto con las sesiones terapéuticas. De igual modo, si es que ya se está embarazada, se recomienda que la mujer busque el apoyo adecuado con su ginecólogo (o alguna matrona, si se tiene esa costumbre) para que resuelva todas sus dudas y que la ayude a dar a luz de manera satisfactoria; que le brinde confianza y seguridad durante toda la experiencia. Por la razón anterior, es de suma importancia que los profesionales de salud se informen y estén más atentos a esta fobia; y que los hospitales cuenten con expertos que asistan a las mujeres durante su gestación. Por último, el soporte de la familia y la pareja son piezas claves para que la mujer pueda sobrellevar y combatir su fobia. Fuentes: |